Furby era un pequeño y peludo ser extraterrestre que llegó a la Tierra en una nave espacial. Era un ser solitario y tímido, que estaba un poco asustado de su nuevo entorno. Sin embargo, estaba decidido a explorar el planeta y conocer a sus habitantes. Un día, Furby se encontró con un grupo de niños jugando en un parque. A pesar de su timidez, se acercó a ellos y trató de comunicarse. Los niños se sorprendieron al verlo, pero pronto se dieron cuenta de que Furby era un ser amigable y juguetón. Los niños se divirtieron mucho jugando con Furby y enseñándole cosas nuevas sobre la Tierra. Furby, a su vez, les contaba historias sobre su planeta de origen y les mostraba algunas de sus habilidades especiales. Con el tiempo, Furby se convirtió en un miembro importante de la comunidad y todos lo querían tener cerca. Los niños lo llevaban a sus casas y lo presentaban a sus familias. Furby se sentía feliz y agradecido por haber encontrado amigos en la Tierra. Pero un día, Furby recibió una señal de su planeta de origen, la cual indicaba que debía regresar pronto. A pesar de esto, Furby no quería dejar a sus amigos y se sintió triste al pensar en despedirse de ellos. Sin embargo, los niños se dieron cuenta de lo triste que estaba Furby y decidieron ayudarlo a construir una nave espacial para que pudiera volver a su planeta. Con la ayuda de los niños, Furby pudo construir una nave y regresar a su planeta de origen. A pesar de que Furby extrañaba a sus amigos de la Tierra, sabía que siempre estarían en su corazón. Y los niños, a su vez, extrañaban a su amigo extraterrestre y se prometieron visitarlo en su planeta algún día.
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