El Valor en la Sombra
Luigi siempre había sido la segunda opción. El hermano del héroe. El alto y tímido. No era algo que lo molestara, pero a veces, en el silencio de la noche, se preguntaba: ¿Qué haría Mario sin mí?
Esa pregunta encontró respuesta un día cuando el Reino Champiñón fue envuelto por una oscuridad misteriosa. Mario había desaparecido tras una misión urgente, y nadie sabía dónde estaba. La Princesa Peach y los Toads miraron a Luigi con esperanza, pero él dudaba.
"¿Yo? ¿Ir solo?" balbuceó, su gorra verde temblando en sus manos.
"Luigi," dijo Peach con una voz suave pero firme, "si alguien puede encontrar a Mario y salvar el reino, eres tú."
Aunque sus piernas temblaban, Luigi apretó los puños. Sabía que no podía fallar.
El Sendero del Valor
Luigi comenzó su travesía en un bosque sombrío. El aire era espeso, y las hojas crujían bajo sus pasos. Recordó las veces que había seguido a Mario en aventuras similares. Pero ahora estaba solo. Sin Mario para liderar, cada crujido y sombra se sentía más amenazante.
Pronto, encontró una mansión vieja y retorcida, iluminada únicamente por la luz de la luna. Al acercarse, un cuervo graznó desde un árbol cercano, y Luigi dio un salto tan alto que su gorra casi salió volando.
"¡Tranquilo, Luigi! ¡Mario no se asustaría de un cuervo!" se dijo a sí mismo, apretando su linterna y su Poltergust 3000.
Dentro de la mansión, los pasillos parecían interminables. Criaturas espectrales lo acechaban, y aunque cada enfrentamiento lo hacía querer salir corriendo, algo en su interior lo empujaba a seguir.
En una habitación llena de espejos, Luigi se encontró cara a cara con una figura familiar: un reflejo de sí mismo, pero oscuro, retorcido. Dark Luigi lo miraba con una sonrisa siniestra.
"¿Crees que puedes ser el héroe?" preguntó la figura, su voz una burla en eco. "Eres solo una sombra. Siempre lo has sido."
Luigi apretó los dientes. Durante años había cargado con esa inseguridad. Pero algo dentro de él se encendió.
"No soy solo una sombra," dijo, levantando su linterna. "Soy Luigi, y voy a salvar a mi hermano."
Con un destello brillante, Dark Luigi desapareció. Luigi supo que había vencido no solo al espectro, sino también a sus propios miedos.
El Encuentro Final
Al final de la mansión, Luigi encontró a Mario atrapado en un cristal oscuro, rodeado por un ser hecho de sombras vivientes. El enemigo se giró hacia él, sus ojos brillando como brasas.
"¿Tú? ¿El hermano débil viene a enfrentarse a mí?"
Luigi tragó saliva, pero no retrocedió. Con cada paso, recordó las veces que Mario había confiado en él, las veces que lo había salvado, aunque nadie lo mencionara.
"Soy Luigi," dijo, apuntando con su Poltergust, "y no necesito ser el primero para ganar."
La batalla fue intensa. El ser de sombras lanzaba ataques que Luigi apenas podía esquivar. Pero con cada golpe, cada esquive, cada destello de valentía, demostró que no era solo el "hermano de Mario". Era un héroe por derecho propio.
Finalmente, con un último ataque, Luigi absorbió al ser en su Poltergust, liberando a Mario del cristal. Su hermano cayó al suelo, aturdido, pero al ver a Luigi, sonrió.
"Luigi… sabía que vendrías," dijo Mario débilmente.
Luigi lo ayudó a levantarse, una sonrisa tímida en su rostro. "¿Quién más iba a salvarte esta vez?"
El Héroe Inesperado
Cuando regresaron al castillo, todos celebraron la valentía de Luigi. Por primera vez, no se sintió como una sombra, sino como alguien que había demostrado su valor.
Esa noche, mientras el reino dormía, Mario se acercó a Luigi.
"Sabes, hermano," dijo Mario, poniéndole una mano en el hombro, "no importa si eres el primero o el segundo. Siempre has sido un héroe para mí."
Luigi, con lágrimas en los ojos, solo pudo responder: "Gracias, Mario. Pero esta vez… fui el primero."
Y en lo profundo de su corazón, Luigi supo que, aunque la gente siempre recordara a Mario como el gran héroe, ese día él había demostrado que no necesitaba ser una sombra para brillar.